El negocio redondo de invertir en infraestructura verde
La naturaleza no solo es la base del bienestar humano, sino también la inversión comercial más inteligente que cualquier empresa o gobierno puede hacer, argumentan en su libro La Fortuna de la Naturaleza (Nature's Fortune), los autores Mark Tercek y Jonathan Adams. Tercek es CEO de Nature Conservancy, la ONG más grande en el mundo dedicada a la conservación del medioambiente, mientras que Adam es un destacado escritor científico que durante dos décadas ha publicado sobre las mejores prácticas científicas y de conservación ambiental.
El libro se fundamenta en una simple verdad: la naturaleza es económicamente valiosa. Las organizaciones no solo dependen del medio ambiente para obtener recursos clave (agua, árboles y tierra, por ejemplo), sino que también pueden obtener beneficios comerciales sustanciales en forma de mitigación de riesgos, reducción de costos, nuevas oportunidades de inversión y protección de activos.
Pero, ¿qué exactamente está sucediendo en Chile con esta tendencia? La conservación de la naturaleza está instalándose de manera paulatina como un modelo de negocio que es a la vez rentable y ético en términos de usos y protección de recursos. Además, facilita la democratización de las acciones de conservación, permitiendo a individuos hacer aportes mediante la compra de terrenos en reservas, canalizando también cada vez más capital hacia áreas de sustentabilidad y resguardo de áreas ricas en recursos.
Una de las pioneras en este mercado es Activo Austral, empresa en Chile que comercializa terrenos en el sur de Chile, como en la Patagonia, de riqueza invaluable. En otras palabras, los bosques, las llanuras aluviales, arrecifes, entre otros, a menudo vistos simplemente como materias primas o como obstáculos que se deben eliminar en nombre del progreso son, de hecho, tan importantes para nuestra prosperidad futura como la tecnología o la ley o la innovación empresarial.
Entre los proyectos destaca Ríos de Coyhaique, en la Región de Los Ríos, con terrenos o lotes a orilla de río, en una zona de bosques, cercana al Lago Caro y a 60 kilómetros de Coyhaique. Esta comprensión del "capital natural", la naturaleza como un activo cuantificable, tiene el potencial de motivar a inversionistas y empresas enteras a invertir en la naturaleza a un nuevo nivel con fines de conservación, lo que a su vez podría acelerar exponencialmente el progreso ambiental de las últimas décadas.