Los beneficios de la eficiencia energética de viviendas nuevas
En general, los chilenos no están acostumbrados a convivir con “eficiencia energética”. Parece normal que en las casas y departamentos sentir calor y altísimas temperaturas en verano y tiritar de frío o casi congelarse en invierno. Los hogares chilenos gastan grandes sumas en calefacción, pero padecen frío igual, y desde hace un tiempo es común invertir en aire acondicionado para intentar sobrevivir con más de 33 grados de temperatura.
Gracias a la Calificación Energética de Viviendas (CEV) que implementaron conjuntamente los ministerios de Vivienda y Urbanismo y el de Energía —certificación que aún no tiene carácter de obligatoria, sino que las inmobiliarias y constructoras la solicitan voluntariamente— hoy es posible comprar una vivienda nueva conociendo exactamente su CEV.
En los proyectos que obtienen, por ejemplo, la letra C, es posible obtener ahorros energéticos de hasta 55% respecto de una vivienda base. Este es un real aporte al medio ambiente, porque permite ahorrar más de la mitad de los costos en energía. A los habitantes de estas casas les mejora su vida en varios aspectos, no solo en lo económico, sino también en su salud y bienestar, porque viven con condiciones térmicas parejas todo el año.
Pero ¿cuáles son los beneficios para el entorno y para el propietario de adquirir una vivienda sustentable? Norman Goijberg, arquitecto, especialista y ex presidente de Certificación Edificio Sustentable (CES), explica que las viviendas y edificaciones sustentables aumentan considerablemente su eficiencia energética y por lo tanto reducen las emisiones al entorno y mejoran la calidad del ambiente interior para los usuarios.
“Para el propietario de una vivienda, el ahorro mensual en energía puede ser equivalente al dividendo hipotecario por un crédito a 30 años: en otras palabras, la casa se paga sola”, apunta. Esto desde la perspectiva económica, que reporta enormes beneficios materiales a sus propietarios. Para el medioambiente, las ventajas son aún mayores.
Una vivienda es sustentable desde su proceso constructivo hasta su ocupación por parte de los residentes, con el uso de sistemas y equipamientos eficientes. "El impacto se analiza con una mirada de largo plazo en todo el ciclo de vida de la construcción: desde el origen de los materiales, si son o no renovables, su fabricación y transporte; el proceso constructivo, la operación de los edificios en toda su vida útil y la deconstrucción (es decir reutilizar partes y materiales para nuevas construcciones)”, sostiene Goijberg.
La demanda de energía de una vivienda promedio en Chile es de 250 kilovatios por metro cuadrado al año, aunque puede alcanzar en algunos casos los 500 kilovatios por m2 anuales. El aumento en el costo de construcción puede ser de un 5% mayor en una casa C respecto de una D. Pero ese valor puede disminuir si el proyecto se concibe con una mirada de eficiencia desde el comienzo. Los profesionales especialistas deben definen materiales y especificaciones técnicas desde el primer plano.
Para maximizar el ahorro, y lograr óptimos resultados de desempeño, las viviendas deben contar con diseño pasivo: aislación térmica y hermeticidad de la envolvente, entre otros, evitando la pérdida de temperatura. Los materiales y diseño de la envolvente, como techumbre, muros exteriores, puertas y ventanas, son fundamentales. La aplicación y combinación de materiales adecuados es fundamental y dependerá en cada caso de la ubicación geográfica de acuerdo a las características regionales y locales de Chile.